Cicatrices

A lo largo de mi vida entendí́ que la aceptación de la cicatriz desarma el sufrimiento causado por la herida, transformándola en un lugar de aprendizaje y crecimiento.
Al abordar la herida a través de mi obra Cicatrices, transmuté el dolor y la debilidad en fortaleza y autoafirmación.
De manera impulsiva, trabajé, trocé, pegué, cocí, acaricié y habité mi herida.
Ante una situación adversa que me toco atravesar, pude reconocerme, aceptar, y establecer un nuevo vínculo con mi dolor. En este cuerpo de obra, tomo la herida como un puente entre lo interior y lo exterior de mi ser.
En astrología, Quirón representa la herida con la que nacemos, nos enseña a abrazarla y aprender de ella acrecentando la aceptación, compasión y sabiduría. Su emplazamiento muestra donde nos sentimos heridos y también anuncia las herramientas para desarrollar nuestra maestría sanadora. Donde está la herida esta también nuestro talento.
Al trozar el papel, a veces con las manos y otras veces cortando con tijera; estoy representando lo que se rompe, se quiebra, y al volver a unirlo, pegándolo, encimándolo, cociéndolo, se transforma en algo nuevo, diferente y único.
Un camino hacia la aceptación consciente de mi individualidad.